El
sistema nervioso central (SNC) está constituido por el encéfalo y la médula
espinal. Están protegidos por tres membranas duramadre (membrana externa),
aracnoides (membrana intermedia), piamadre (membrana interna) denominadas
genéricamente meninges. Además, el encéfalo y la médula espinal están
protegidos por envolturas óseas, que son el cráneo y la columna vertebral
respectivamente.
Las cavidades de estos órganos (ventrículos
en el caso del encéfalo y conducto ependimal en el caso de la médula espinal)
están llenos de un líquido incoloro y transparente, que recibe el nombre de
líquido cefalorraquídeo. Sus funciones son muy variadas: sirve como medio de
intercambio de determinadas sustancias, como sistema de eliminación de
productos residuales, para mantener el equilibrio iónico adecuado y como
sistema amortiguador mecánico.
Las células que forman el sistema nervioso
central se disponen de tal manera que dan lugar a dos formaciones muy
características: la sustancia gris, constituida por los cuerpos neuronales, y
la sustancia blanca, formada principalmente por las prolongaciones nerviosas
(dendritas y axones), cuya función es conducir la información.
En resumen, el sistema nervioso central es el
encargado de recibir y procesar las sensaciones recogidas por los diferentes
sentidos y de transmitir las órdenes de respuesta de forma precisa a los
distintos efectores. Y se puede decir que el sistema nervioso central es uno de
los más importantes de todos los sistemas que se encuentra en nuestro cuerpo.